No hay límites. Ir dónde quieras, cuándo quieras. Una mochila, algunos bocadillos y esa sensación de que hay un mundo por descubrir. Unas veces por tierra, otras por agua y, cuando está todo muy lejos y no se dispone de mucho tiempo, por aire.
Puede ser en "buena" compañía o sola. Con mucho o con poco dinero. Eso, sí, cuanto menos equipaje, mejor. Cuanto más libertad, menos frustraciones.Los distintos olores, colores, sabores. Las melodiosas formas de escuchar palabras que, aunque no las entienda, seguro que dicen lo mismo que dices tú.
Todo tiene encanto. Todo es vida. Todo es novedad.
A cada mañana, al despertarse, la certeza de que queda un día entero y un lugar entero por descubrir. No hay aburrimiento.
Arquitectura, museos, ruinas, lo antiguo, lo moderno, la playa, los bosques, las montañas... No hay lugar en el mundo donde no se encuentre algo bonito de se ver, digno de ser admirado.
Aunque haya situaciones chocantes, tristes, que te pueden causar revuelta, acaban siendo pasajeras en ese momento.
El conocer culturas distintas, costumbres distintas, músicas, ritmos, personas distintas. Todo eso es lo que nos da la sensación de que las fronteras son solamente para los incultos, los insensibles.
Quizás, si más gente pudiese tener la oportunidad de salir de su entorno y conocer lo que hay por ahí, fuera de su burbuja, el mundo sería mejor de se vivir.
¡Empieza tu viaje!
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