Mi cabeza gira en remolinos,
pensamientos fragmentados, distorsiones, necedad.
Un pasado se cierne, sombras que desearía borrar,
susurros del ayer que persisten en martillar.
Atormentada me siento, en el laberinto mental,
donde los recuerdos danzan en un ritual.
¿Es real lo que pienso o un delirio infantil?
La línea se desvanece, confundiéndome en este perfil.
En la vorágine de un pasado que se desvanece,
la mente juega, la cordura padece.
Cuestiono si lo vivido es la verdad,
o un espejismo que mi mente crea en soledad.
Fragmentos de memorias, retazos de dolor,
se entrelazan con la incertidumbre, con el temor.
El pensar se convierte en un laberinto sin final,
donde la realidad y delirio se enredan en un torzal.
Quizás lo que imagino es solo una ilusión,
un espejismo que nubla la razón.
¿Acaso los pensamientos son reflejo de verdad,
o simples sombras en la mente, en la realidad?
En el torbellino de mi propia confusión,
busco respuestas, una clara dirección.
Entre pensamientos fracturados, en desvarío,
busco la verdad, en este laberinto sombrío.
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